Por: Bryan Steven Cardona Ciceri

Cartagena de Indias acoge nuevamente el Concurso Nacional de Belleza, que celebra 91 años como pilar de la tradición y cultura colombiana. El certamen exalta la mujer, impulsa el turismo y fomenta el liderazgo social en un evento de gran relevancia nacional.

Cartagena de Indias se erige nuevamente como el corazón de la belleza colombiana, albergando la edición que celebra 91 años del Concurso Nacional de Belleza. Este emblemático certamen, fundado en 1934, no solo destaca la gracia y el talento de la mujer del país. Es un faro de la tradición, la cultura y la identidad nacional. Su influencia trasciende lo estético, impactando el tejido social, turístico y mediático de Colombia.

A lo largo de las décadas, el CNB se ha transformado en un símbolo de la identidad nacional, atrayendo a jóvenes de cada departamento. Estas aspirantes compiten por la anhelada corona de Señorita Colombia, un galardón que va más allá de la belleza. Representa una poderosa plataforma para el liderazgo social, la vocería femenina y la activa participación en causas comunitarias. Diversas ganadoras han elevado el prestigio del país en escenarios globales, convirtiéndose en figuras emblemáticas y embajadoras culturales.

Desde su origen, el Concurso Nacional de Belleza ha demostrado una capacidad notable de adaptación, consolidándose como un ícono ineludible de la colombianidad. La competencia anual en Cartagena refleja la riqueza cultural y la diversidad regional del país. Más allá del brillo de las pasarelas, el concurso promueve valores de empoderamiento y servicio entre sus participantes. Su legado se entrelaza con la historia moderna de Colombia, celebrando la mujer y su rol activo en la sociedad.

A pesar de esta rica historia, departamentos como el Huila mantienen viva la esperanza de obtener su primera corona nacional. Sus representantes han destacado por su preparación, carisma y resiliencia, reflejando la identidad cultural de su región. Esta edición, un verdadero hito en la memoria colectiva, invita al país a mirar el CNB como un crisol de tradición, diversidad y orgullo patrio. Tras 91 años, el certamen sigue siendo una vibrante celebración del talento colombiano y un sueño compartido por cada rincón del país.