Por: karol Yulieth Lopéz león

Nuevas marchas en Colombia, rechazo a consulta popular y tensión entre Venezuela y EE.UU. marcan la agenda global.

El presidente colombiano Gustavo Petro enfrenta críticas por convocar marchas para el 11 de junio, mientras el procurador Gregorio Eljach confirma el rechazo al intento de consulta popular. Paralelamente, la tensión internacional se incrementa con la respuesta de Nicolás Maduro a las restricciones de visa impuestas por el gobierno de Donald Trump a Venezuela.

El anuncio presidencial de marchas para el 11 de junio ha generado controversia. En Cali, ciudad históricamente escenario de protestas, el rector de la Universidad Icesi, Esteban Piedrahíta, manifestó su rechazo a la convocatoria, argumentando un cansancio ciudadano ante la polarización. Se suma la crítica del exregistrador Alexander Vega, quienes coinciden en ver la convocatoria como una estrategia política. Estas reacciones locales reflejan un sentir nacional ante la insistencia del gobierno en la movilización social.

Piedrahíta declaró: "No podemos permitir que Cali se convierta nuevamente en epicentro de una confrontación que solo busca dividir a la nación". Mientras tanto, el procurador Eljach, desde Cartagena, confirmó la negativa definitiva del Senado a la consulta popular, desmintiendo las denuncias de fraude y poniendo fin a las especulaciones jurídicas del gobierno. Esta decisión marca una clara fractura entre el Ejecutivo y el Legislativo.

La negativa del Senado a la consulta popular de Petro genera una nueva crisis política. La insistencia del gobierno en buscar alternativas para llevarla adelante aumenta la tensión entre los poderes del estado. La reacción de Maduro frente a las restricciones de visa impuestas por EE.UU. agrega un nuevo capítulo a la conflictiva relación entre ambos países, mostrando una marcada polarización en el panorama geopolítico. Estos eventos sugieren una inestabilidad regional, con consecuencias impredecibles a corto y mediano plazo.

Las tensiones internas en Colombia, la derrota de Petro en el Senado, y la respuesta de Maduro a EE.UU. conforman un escenario complejo de inestabilidad política y geopolítica, con ramificaciones que podrían extenderse a nivel internacional. La creciente polarización y el uso de mecanismos de presión social como las marchas generan un contexto de incertidumbre regional.