jueves, 22 mayo 2025
Por: Maria Camila Gonzalez Mosquera
El 14 de mayo de 2025, una intensa llamarada solar clasificada como X2.7 provocó interrupciones en las comunicaciones globales y amenaza con más perturbaciones.
El fenómeno, originado en una región activa del Sol, fue detectado por la NASA, que rápidamente alertó sobre posibles efectos adversos en la Tierra. Los primeros impactos se manifestaron en cortes temporales de señales de radio en Europa, Asia y Medio Oriente, además de interferencias en redes eléctricas en el este de Estados Unidos. Estos eventos subrayan la vulnerabilidad de nuestras infraestructuras tecnológicas ante las emisiones solares.
La NASA, junto con el Centro de Predicción del Clima Espacial de la NOAA, lidera el monitoreo de esta actividad solar. Astrónomos y científicos solares trabajan incansablemente para interpretar las señales y prever futuras eyecciones de masa coronal que podrían intensificar los efectos en nuestro planeta.
El recuerdo de la tormenta solar de 1989, que dejó a la provincia de Quebec sin electricidad durante nueve horas, pone en perspectiva la potencial gravedad de estas erupciones. La actual llamarada solar, aunque no ha causado daños mayores hasta ahora, podría ser precursora de eventos más disruptivos si la actividad solar se intensifica.
La situación actual resalta la importancia de mantener y mejorar nuestros sistemas de alerta temprana y protocolos de respuesta ante fenómenos espaciales. La tecnología moderna, tan esencial para el día a día, se encuentra en riesgo ante estas poderosas fuerzas naturales. La comunidad científica y las autoridades pertinentes deben trabajar conjuntamente para mitigar los posibles daños y asegurar la resiliencia de infraestructuras críticas ante futuras tormentas solares.
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