Por: Bryan Steven Cardona Ciceri

Tres meses después del asesinato del precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, su esposa, María Claudia Tarazona, revela el desgarrador momento en que recibió la noticia de su muerte, junto a sus cuatro hijos, en la madrugada.

El magnicidio de Miguel Uribe Turbay, ocurrido en junio durante un acto de campaña en Bogotá, conmocionó al país. Tras dos meses de agonía, el exsenador falleció, dejando una profunda herida en su familia y en la política colombiana. Su muerte, a manos de un menor de 14 años actuando como sicario, ha generado un debate nacional sobre la violencia y la seguridad.

Uribe Turbay fue víctima de un atentado en Fontibón, Bogotá, durante un evento público. El ataque, perpetrado en medio de una multitud, causó heridas graves que finalmente le costaron la vida. Su muerte ha desencadenado una ola de consternación e indignación a nivel nacional. El suceso ha puesto en entredicho las medidas de seguridad implementadas para proteger a los candidatos políticos.


En una entrevista con RCN Televisión, María Claudia Tarazona describió con emotividad la noche del 30 de Septiembre. "Yo estaba acostada con mis cuatro hijos... Cuando vi a Emilia levantarse con el celular, ahí supe que Miguel había muerto", recordó con lágrimas en los ojos. Tarazona narró la angustia de tener que contener el dolor de sus hijos ante la noticia devastadora. La escena familiar revela la crudeza del impacto emocional en la vida de los menores.


La noche del suceso, la familia permaneció unida. La llegada de familiares en la madrugada confirmó la triste noticia. El cuerpo aún caliente de Miguel cuando María Claudia lo vio en la clínica, es una imagen que quedará grabada para siempre en su memoria y en la de sus cuatro hijos.


El asesinato de Uribe Turbay, atribuido a un menor, plantea interrogantes sobre las fallas en el sistema de justicia juvenil y la proliferación de la violencia armada en Colombia. La tragedia ha reavivado el debate sobre la seguridad ciudadana y las medidas necesarias para prevenir actos similares en el futuro. El dolor de María Claudia Tarazona y de sus hijos se convierte en un símbolo del costo humano de la violencia política en el país.