Por: Gustavo Puentes

En una sesión marcada por el caos, el Senado de Colombia rechazó la consulta popular propuesta por el presidente Gustavo Petro, con un resultado de 49 votos en contra y 47 a favor.

La plenaria del Senado, descrita como un "manicomio" por algunos de sus miembros, fue el escenario de una tensa votación que culminó con el rechazo de la consulta popular sobre derechos laborales propuesta por el presidente Gustavo Petro. La sesión, que se extendió por más de seis horas, estuvo llena de acusaciones de fraude y enfrentamientos verbales entre los partidarios del gobierno y la oposición.

El ministro del Interior, Armando Benedetti, fue uno de los protagonistas de la jornada al confrontar al secretario del Senado por supuestas irregularidades en el proceso de votación. Benedetti afirmó que se manipuló un voto y que se impidió la participación de al menos cuatro senadores, lo que podría haber cambiado el resultado de la votación. Esta situación llevó a anunciar que se presentarían denuncias penales.

La tensión aumentó cuando el presidente del Senado, Efraín Cepeda, se negó a aceptar una apelación a la votación, lo que provocó más protestas y un caos tal que la sesión tuvo que ser suspendida temporalmente. La policía intervino para intentar restablecer el orden, pero las acusaciones de fraude y manipulación continuaron dominando el ambiente.

Este episodio es un reflejo de la polarización política en Colombia y podría tener repercusiones significativas. El presidente Petro ha llamado a la calma, pero también a la movilización en las plazas públicas, lo que sugiere que la tensión podría escalar. La oposición, por su parte, celebra este resultado como una victoria de la institucionalidad, mientras que el gobierno lo ve como un ataque a la democracia y un posible preludio de más confrontaciones. La situación plantea interrogantes sobre la estabilidad política del país y el futuro de las reformas propuestas por el actual gobierno.